Un inmigrante argentino en Bruselas, ante el dolor de la bofetada terrorista

Manuel Izquierdo Brown, argentino, cuenta su dolor ante el atentado terrorista en Bruselas. Fue en noviembre de 2015. Ocho años después estamos de nuevo ante un ataque similar. Muy triste.

Actualizado: 16 de octubre de 2023

25 de noviembre de 2015.

"Llegué a Bélgica hace dos años siguiendo a la mujer de la que me enamoré, Laurence. Llegué con mucho amor y una mano atrás y otra adelante. Desde mi aterrizaje, este país hizo todo lo posible por ayudarme. No quiero hacer una lista infinita, pero el Estado me ofreció cursos de francés o flamenco gratuitos (seis meses full time con excelentes profesores por 200 pesos argentinos en total), nuevos amigos me abrieron sus hogares, me ofrecieron trabajos en idénticas condiciones de igualdad que a sus nacionales y nunca dudaron de compartir una copa de cerveza conmigo o con cualquier otro inmigrante que llegue para vivir con ellos. Esto no son palabras menores si consideran que el 50% de las personas que viven en Bruselas, la capital, no nacieron en este país.

Quiero resaltar también que en los últimos meses de marea de refugiados Bélgica no corrió el hombro y recibió con generosidad a cerca de 3.000 personas. Es más: en los últimos 4 años, este país ya había recibido cerca de 100.000 emigrantes de otros países. Nada desdeñable si se tiene en cuenta que la superficie de esta nación es igual a la de la provincia de Misiones.

Manuel Izquierdo Brown

Y hay mucho que destacar al respecto. No se limitan a dejarlos pasar: les dan asilo, comida, vestimentas, clases de idiomas, ayuda económica mensual. Se ven también continuos gestos del habitante belga promedio por ayudar: un peluquero que les corta el pelo gratis los fines de semana, una abuela que los aloja en una habitación vacía, maestras que usan su tiempo libre para darles educación…

Esta semana, por primera vez en su historia los habitantes de Bruselas se quedaron replegados en sus casas en estado de shock, sin poder enviar a sus hijos al colegio, ni tomar transporte público, ni ir al cine, restaurantes o museos. Los pobres belgas no entienden lo que les está pasando. Tienen la sensación de estar recibiendo una bofetada en pleno rostro. Es tal el shock que se están constantemente culpando de lo que sucede y preguntándose en qué fallaron para sufrir esta embestida de fundamentalistas religiosos MADE IN BELGIUM (los últimos terroristas son musulmanes de segunda generación nacidos en la ciudad).

Los belgas no entienden lo que les está pasando. Tienen la sensación de estar recibiendo una bofetada en pleno rostro. Es tal el shock que se culpan de lo que sucede, preguntándose en qué fallaron para sufrir esta embestida de fundamentalistas religiosos MADE IN BELGIUM

Quiero decir que una enorme parte de la población árabe que vive en Bruselas lleva años aquí, muchos de ellos son segundas generaciones nacidas en el país y hablando los idiomas locales a la perfección. Hay gente perfectamente integrada que trabaja por el país y respeta a sus conciudadanos sin importar raza o religión. La inmensa mayoría de los refugiados viene también en búsqueda de un mundo mejor con paz y sin violencia.

La cara fea de la inmigración

Cuando uno cree en la igualdad, en los derechos humanos, en la solidaridad, es difícil encontrar el modo de hablar de aquello que suena políticamente incorrecto. Pero es negar la realidad. Aunque muchos belgas no quieran hablar de ello, también hay en este país un número llamativamente importante de personas que no muestran ningún respeto por el país que los acoge. Viviendo en Bélgica vi el lado amargo de la inmigración: en dos años viviendo aquí me agarré a trompadas 3 veces en la calle, las tres con gente de origen árabe: una banda de energúmenos que gritaba desde su coche a los peatones, un inadaptado que trataba de putas a las chicas blancas que pasaban por la principal peatonal, un marroquí que buscaba pelea a cualquiera que pareciera europeo en el metro, etc.

Bruselas en alerta máxima

El Belga promedio es súper educado y no rompe una regla. Para que se hagan una idea más del 50% de la población carcelaria es extranjera (si este número incluyera a los que tienen doble nacionalidad entonces sería mucho mayor). La media europea es del 20%.

Definitivamente, lo peor es lo que se refiere al fundamentalismo religioso. Es triste saber que muchos imanes de Bélgica no predican valores acordes a los del país ni fomentan la inclusión en la cultura local. Solo una minoría de las mezquitas del país tienen sus oficios en la lengua local, la gran mayoría utilizan el árabe. Como fruto de esa prédica, Bélgica se convirtió en uno de los principales países europeos en exportar combatientes para la yihad en Siria. Para colmo, la mayoría de los atentados o intentos de ataques islamistas en Europa tienen sus orígenes en Molenbeek,el barrio musulmán a escasas cuadras del centro. ¿Nadie de su entorno lo supo? ¿Su comunidad fue incapaz de señalarlos con el dedo?

No son solo unos cuantos fanáticos con ametralladoras: al día siguiente de los atentados en París, un profesor de secundario pidió un minuto de silencio como homenaje a las víctimas y contra el terror. Muchos alumnos árabes no quisieron participar de ese momento.

Al día siguiente de los atentados en París, un profesor de secundario pidió un minuto de silencio como homenaje a las víctimas y contra el terror. Muchos alumnos árabes no quisieron participar de ese momento

Guante de seda, puño de hierro

Para mí, que a pesar de ser extranjero lo estoy viviendo muy de cerca, es tiempo de que Bélgica pierda su ingenuidad sin dejar de ser un garante de los derechos de los inmigrantes. Es necesario que se acuerden límites y que empiecen a mostrarse mucho más duros con aquellos que no adhieren a los valores de igualdad, derecho, educación y libertad.

¿Sos extranjero y cometés delitos? Se te retira el permiso de residencia y de vuelta para tu país. ¿Sos un imán y predicas contra las leyes Belgas? Que te caiga el peso de la ley por incitar al delito. ¿Tu hijo va a Siria a enrolarse en el ISIS o es detenido en algo relacionado con terrorismo? Se corta todo tipo de ayuda social. ¿Mostrás falta de respeto a minorías o las mujeres en público? No te queremos aquí. ¿Apoyas (aunque sea solo en las redes sociales) el terrorismo? No tenés espacio en esta sociedad.

¿Sos un refugiado que quiere integrarse y trabajar? Bienvenido y Bélgica estará para darte una mano. ¿Sos musulmán y belga? ¿Trabajás y respetás a los que piensan distinto? Esta es tu casa y espero que nos ayudes a señalar a todo aquel que utilice excusas de religión para atacar al país que te recibió con las manos abiertas.

En el fondo, lo que más me enerva es que este diminuto país amable y tolerante (famoso por hacer chocolate, comics y cerveza, ¡vaya lugar inofensivo!) sufra este bofetón en la cara de su sociedad. Todos los inmigrantes -en especial la comunidad musulmana- tenemos que ser los primeros en mostrarles que no se equivocaron con nosotros".

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