
A 700 kilómetros de la costa continental colombiana se encuentra la isla de San Andrés, un pequeño paraíso en el que las influencias de ingleses, españoles, piratas y corsarios se mezclaron para dar como resultado una cultura rica que se mueve al son del reggae.
Es un destino perfecto para disfrutar de las playas de arena blanca y suave y de un mar azul, que también es verde y de tonos lila; practicar deportes náuticos, bucear y hacer ecoturismo.

A las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, en el Caribe suroccidental en Colombia, llegan viajeros de todo el mundo en busca de estas postales perfectas para comprobar que en la brisa, en los cocoteros y en las sonrisas despreocupadas de sus habitantes vive la alegría de Colombia.
Desde el avión, la tarjeta de presentación de San Andrés es su mar de siete colores que alberga peces coloridos y corales rebosantes de vida que encantan a los viajeros. Después de una tarde de playa y compras en el puerto libre, la noche se presenta con fuerza para llenar de música y baile el ambiente.
En las calles se les oye hablar creole: mezcla de inglés isabelino, español y dialectos africanos; también hablan español e inglés, lo que hace muy fácil la comunicación.
Esta reunión cultural dejó una huella en la música entre la cual se encuentran el reggae, reggaeton, raga, soca, calypso, merengue, vallenato y salsa. Todo tipo de música para todo tipo de bailarín.
El lema es: “Turista satisfecho trae más turistas”

San Andres