“De repente se abrió el suelo”: una grieta gigante está partiendo en dos al continente africano

Actualizado: 11 de mayo de 2020

Recientemente y luego de semanas plagadas de lluvia, inundaciones y temblores, se generó una apertura en la tierra en el suroeste de Kenia que atravesó campos, carreteras y la reserva nacional Masai Mara (una zona de sabana a lo largo de la frontera con Tanzania).

Eliud Njoroge y su esposa estaban dentro de su casa -en la ciudad de Mai Mahiu que está, a su vez, ubicada en la zona del Valle del Rift de Kenia- cuando una grieta apareció en el piso de cemento y comenzó a extenderse. En ese momento supieron que no se trataba tan solo de un error de construcción.

Esto nos recuerda que el continente africano se está partiendo en dos. Aunque aún quedan unos cuantos millones de años para que eso ocurra

En los días que siguieron, los geólogos comenzaron a estudiar el desastre: un duro recordatorio de que el majestuoso Gran Valle del Rift, que atrae turistas de todas partes del mundo, se encuentra en uno de los terreno más inestables del continente africano.

Njoroge relató a la agencia Reuters que su casa fue derrumbada por esta grieta: "Mi esposa empezó a gritar a los vecinos pidiéndoles que vinieran a ayudarnos para sacar nuestras pertenencias".

La raja en la tierra es un recordatorio de que la Tierra es un planeta en movimiento. La superficie terrestre está agrietada como un viejo cuadro en varias placas tectónicas que, en su roce, desatan fenómenos como terremotos o erupciones volcánicas, levantan montañas y abren valles. Ese mismo movimiento hace que cada placa sea también inestable.

En cierta medida es el proceso inverso al que produce cordilleras como el Himalaya o los Andes. Mientras estas se elevan por el choque de dos placas que convergen, en este valle se están separando.

El conjunto de valles sobre las fallas tiene una extensión de unos 5.000 kilómetros. A lo largo de las fracturas se encuentran los principales volcanes africanos. Los grandes lagos, desde el Victoria al Tanganica, pasando por el Turkana o el Natrón, se deben a la presencia de estas fallas. Y gracias a ellas también esta zona es la región con la mayor porción de biodiversidad que queda en el planeta. En algún momento, quizá dentro de 50 millones de años.

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